TIEMPOS DE PANDEMIA 😷
... Y aquí estamos, esperando que todo pase y podamos volver a nuestra normalidad, o a la nueva normalidad, o a lo que sea, pero volver. Y mientras tanto? Nos sentamos a ver las noticias, nos alimentamos, nos cuidamos, hacemos lo que haya que hacer para seguir con nuestro día a día. Pero, no es tan así, pues al ver las noticias comenzamos a dudar de todo, cuando comemos lo hacemos con ansiedad, cuando nos ponemos nuestra mascarilla para no contagiarnos sudamos bajo ella y nadie nos reconoce ni nosotros reconocemos a la gente con la que nos encontramos, y pretendiendo seguir, de pronto sentimos que nos detenemos a pensar y comenzamos a angustiarnos. Miles de preguntas se nos vienen a la mente: que si lo estoy haciendo bien en casa o en mi trabajo, que si no tengo trabajo ... qué pasará con mis deudas, que si de verdad todo está tan mal o si no es para tanto, que si es normal sentirse hastiado cuando lo tengo todo, en fin, no dejamos de pensar todo el día. Y después de todo este torbellino de cosas, volvemos al teletrabajo, los afortunados, por supuesto. Nos sentamos y comienza la acción frente a la pantalla, combinamos o 'revolvemos' todas las tareas del día pensando que si estamos sentados todo es más fácil, no tomamos la micro ni el bus ni la autopista para llegar a ningún lugar, sólo permanecemos 'cómodamente' sentados. Nos ponemos los audífonos para no perdernos nada, ningún comentario de la reunión por videoconferencia, o amenizamos nuestra jornada con música de fondo, música que me active y me haga ser más productivo. Qué placer! Esto es el paraíso. Yo, solo con mi computador, escuchando mi tracklist preferido y trabajando. Sin embargo, mi espalda no opina lo mismo y me lo hace saber al final del día. Qué hago? Pues, nada, al otro día vuelvo a lo mismo.
Los menos afortunados sabemos que no podemos quedarnos en casa, y salimos todos los días a trabajar, con esa mascarilla que ya nos cansamos de lavar, con nuestro alcohol gel de bolsillo, y muy abrigados pues es invierno por este lado del continente. Nos subimos a un bus y vemos que todos usan la mascarilla, nos sentimos aliviados y hasta contentos! Pero durante el viaje, comenzamos a preguntarnos si el del lado, del frente o de atrás está contagiado y tal vez va a trabajar disimulando sus síntomas y exponiendo secretamente a todos. Me arrepiento de no haber lavado o cambiado de mascarilla en casa. Trato de no pensar en nada y llegar pronto al trabajo. Será un largo día, pero soy afortunado de trabajar. Sin embargo, mi familia no opina lo mismo, ellos sí se quedan en casa preocupados de que al volver traiga conmigo el virus y los contagie a todos, y temen por la integridad de la abuela que ya tiene 80 años, y del bebé que sólo tiene 5 meses. Qué hago? Nada, pues tengo que trabajar al día siguiente, así es que llego cansado en la noche a comer algo tal vez y a dormir y olvidar....
Y así, hay muchas más realidades, de hecho, cada persona es una realidad, nadie siente, piensa o sufre de la misma forma, no hay regla general.
Entonces, la pregunta es: qué puedo hacer para aprovechar este momento y hacer que todo gire a mi favor. Pues bien, en nuestra mente está la respuesta, yo no la tengo, la tiene cada uno dentro de sí. Algunos dirán que pueden emprender en algún negocio de artículos super necesarios en tiempos de pandemia, otros dirán que pueden por primera vez dedicarse a su casa, quizás más de alguno se armará de destrezas que le permitan volver mejor armados y conseguir ese trabajo soñado, y otros simplemente resistirán. Sea cual sea la opción que encontremos como la más viable dentro de los oscuros rincones de nuestro cerebro, nos sentiremos vivos nuevamente, y al levantarnos para enfrentar un nuevo día sentiremos que otra vez dirigimos nuestras vidas y llevamos las riendas de todo. 💪
Comentarios
Publicar un comentario